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    Si crees que algún personaje público o bien algún diario, revista, programa de radio, de televisión, anuncio, página de Internet o cualquier otro medio de comunicación o entretenimiento da una imagen discriminatoria sobre la enfermedad mental, recurre a estereotipos o falsos mitos y en definitiva está creando estigma, tu opinión es la mejor herramienta para conseguir que no se repita.

    Para sensibilizar sobre la salud mental, tú puedes ayudar y prestar un servicio para que se corrijan los errores.

    De la misma forma, si crees que alguna persona o algún medio ha dado una información o una imagen correcta sobre las personas que tienen enfermedad mental y consideras que es un ejemplo a seguir, reconozcámoselo. Hay que apoyar y animar a las personas sensibilizadas con la salud mental, porque los personajes públicos y los medios de comunicación tienen en su mano cambiar las concepciones erróneas de la sociedad. Un reconocimiento a la sensibilización y al trabajo bien hecho de un ciudadano o una ciudadana es muy valioso y satisfactorio y ayuda a seguir por el camino de desterrar los prejuicios.

    Tanto si lo escribes a mano o a ordenador, lo envías por correo postal o electrónico, es tu sensibilidad la que movilizará para convencer de la necesidad de eliminar el estigma, o reforzará un trato justo y adecuado, y hará que tu carta se lea y consiga cambiar las actitudes sobre la enfermedad mental.

    Para facilitarte la redacción, para hacer saber qué es correcto y qué es erróneo sobre la enfermedad mental, ponemos a tu disposición unas sencillas claves de cómo redactar una carta o mensaje:


    Las informaciones o manifestaciones censurables que dan una imagen negativa de la salud mental son las que…

    • Refuerzan mitos y errores sobre pacientes con enfermedad mental. Por ejemplo, que son peligrosos, débiles o incompetentes.
    • Tratan como héroes a personas que han tenido un problema de salud mental en su vida pero ahora viven de forma normalizada.
    • Etiquetan a personas a través de sus enfermedades mentales. Por ejemplo, llaman “esquizofrénico” o “esquizofrénica” a una persona que tiene esquizofrenia o llaman “depresivo” o “depresiva” a una persona con depresión.
    • Utilizan fuera de contexto terminología que es humillante para las personas que tienen enfermedad mental. Como “esquizofrénico” o “paranoico” en las informaciones, por ejemplo “El tiempo esquizofrénico que trajo tormentas desastrosas en verano” o “La política paranoica del ministro”.
    • Asocian problemas mentales a un comportamiento criminal. Por ejemplo: “Un maníaco depresivo que robaba en tiendas obtiene la libertad condicional”.
    • Se ríen o hacen chistes a expensas de la dignidad de otra persona. Por ejemplo: “Ofrecer estos precios tan bajos nos puede llevar al manicomio” o “No te hagas el loco y ven a las rebajas”.

    Las informaciones o manifestaciones que contribuyen a reducir el estigma y dan una imagen positiva de la salud mental son las que…

    • Ponen a las personas primero, no a sus problemas de salud mental. El foco de la información está en el individuo y su vida de manera global. La enfermedad mental es parte de su vida y existe en su justa medida, a no ser que sea crucial y absolutamente relevante para la historia.
    • Muestran tantas facetas individuales como sea posible. Enfatizan sobre sus talentos y habilidades, no sobre sus limitaciones. Muchos pacientes llevan vidas pletóricas y forman parte activa de la sociedad.
    • No etiquetan a personas como parte de un grupo de discapacitados, como “los enfermos mentales”. En comunicaciones orales o escritas, utilizan “una persona con una enfermedad mental” o “personas con enfermedad mental” y utilizan el diagnóstico como tal y no como característica de la persona. Debe decirse “tiene esquizofrenia” en vez de “es esquizofrénico”.
    • Dejan a los personas con problemas de salud mental hablar de ellas mismas en las informaciones. Las historias sobre casos de enfermedad mental deben contener información de varias fuentes, incluida la de la persona que la padece. La información no está completa si proviene exclusivamente de profesionales o personas que no hayan experimentado problemas de salud mental.
    • Se muestra en los medios a los pacientes ya recuperados. Es preferible entrevistar a personas que se hayan recuperado o lo estén haciendo. El dolor y la disfunción física o mental deben ser personales y privadas.
    • Son particularmente cuidadosas con términos empleados en los titulares, que huyen del sensacionalismo. En los medios, los titulares forman la primera impresión de la noticia y a veces la única.
    • Utilizan vocabulario que describe adecuadamente a las personas y a sus situaciones. Muchas de las personas con problemas de salud mental ni son super héroes, ni tristes y trágicas figuras. Son gente corriente. Las palabras no deben reflejar ni prejuicios ni descripciones sensacionalistas y lacrimógenas.
    • Contienen información actualizada sobre el campo de la salud mental y sobre los avances para la integración de personas con enfermedad mental. Los reportajes de los medios no deben reforzar mitos y errores ya desterrados.
    • Utilizan vocabulario apropiado, según el uso actual. Por ejemplo, “cuidados de salud mental”, “unidad de psiquiatría” o “terapia de rehabilitación” y no “manicomio”. O bien “persona con trastorno bipolar” y no “maníaco-depresivo”.