Me considero y de hecho estoy diagnosticado de una enfermedad mental de larga evolución. Gracias a Dios, a mi familia, y a mis pocos amigos, porque en estas enfermedades solo quedan los verdaderos amigos, que están insistentemente, ayudándome, en una labor encomiable, y con mucha paciencia

Por ello aconsejo que intentéis por todos los medios "perder el miedo", todos somos personas, y cada uno o una de nosotros somos de una manera diferente o especial, pero existimos y somos necesarios en la sociedad, en el lugar en que estemos, o el sitio que nos haya tocado vivir. Seguro que habrá mucha gente que os quiera, os lo dirán o no, pero seguro que si, si os abrís un poco.

No encerraros en vosotros mismos, sé por experiencia que no es fácil, pero tampoco imposible.

Sois necesarios porque existís y cada uno tiene su función, aunque sea no hacer nada, pero sal a la calle. La gente quiere verte y saludarte. Tú también precisas de las gentes, y de saber cómo están. Y cuando no tengas más ganas de estar en un sitio, te vas y punto. Pero no lo hagas por miedo a lo qué dirán o porque crean que eres inferior, o porque crees que dices tonterías o que no sabes hablar.

Todo es necesario, y la luz del sol, más todavía…Atraviesa la puerta de tu casa y comprobarás que con sólo darte el aire, serás otro.

La estigmatización En primer lugar, en el entorno laboral, te estigmatiza, de una u otra forma, disculpándote a veces en fallos, de atención, memoria o incluso negligencias laborales, que puedas cometer. Están a veces como expectantes de tus reacciones para evitar males mayores. Tú eres consciente de ello, y lo soportas porque al final terminas creyéndotelo por tu baja autoestima, lo que potencia el efecto de tu proceso mental. Los mismos compañeros, a veces "te compadecen", de alguna u otra forma, porque parece que esa tendencia al aislamiento, es un producto de tu carácter y así lo quieres (y eso es falso). Necesitas apoyo, no complacencia ni sensación de que los demás tengan "pena".

Eres una persona, con un problema, que necesitas ayuda, médica, psicológica, laboral, social, familiar, etc.. Y de eso todavía parece que estamos en el siglo XVIII, cuando, se consideraba "loco", o bajo un espíritu maligno en el cuerpo.

Las personas que conozco con enfermedad mental, llegan a un bar, o por la calle y van solas, nadie les habla, ni se acercan a ellas. Tiene el estigma en la frente, y parece que ir o estar con ellas es como si fuera una mala compañía.

No saben que la soledad del enfermo mental es enorme, su aislamiento le lleva a la baja autoestima, y de ahí a la negación a las relaciones humanas. E incluso al suicidio.

Por ello estimulo e incito a la población en general, a amigos, familiares, conocidos, que apoyen a estos pacientes, que los animen, que compartan con ellos una conversación, aunque eso no sea fácil. Que no se den por vencidos por que un día los vean con peor humor o más depresivos o con menos ganas de hablar. Que no lo agobien, pero que tampoco lo abandonen; quizás son los momentos en que más necesitan de tu compañía.

Es muy típico: cuando se encuentra uno por la calle a un conocido o amigo, que está pasando por algún trastorno mental, decirle: "¡Ah, eso no es nada, ya verás qué pronto te recuperas, lo que tienes que hacer es salir y divertirte!". No hay cosa más cruel y de menor aportación positiva que decirle eso a una persona que está en un brote depresivo, por ejemplo. Lo he comparado a veces con aquel que se cae y se rompe una cadera, por ejemplo. Y pasa uno por el lado y le dice, lo mismo.

¿Por qué con este problema físico, te paras, le ayudas, pides un medico o una ambulancia e incluso lo acompañas al hospital, y encima se te considera como que has hecho una obra caritativa? Y en cambio al enfermo mental, le da una palmadita en la espalda, y te vas lo antes posible, antes de que te cuente "su problema".

¡¡Qué falta de concienciación en la sociedad tenemos aún para con estos pacientes con enfermedad mental! ¡¡Y pensar que en Andalucía casi un 40% de personas toman antidepresivos!! ¿Qué está pasando? ¿Por qué este enorme número de personas tienen que tomar antidepresivos, hipnóticos, ansiolíticos, etc en una sociedad que se consiera madura y sana?

Pues simplemente que la enfermedad mental no se considera, en el estado del bienestar del paciente, cuando es la peor porque lo anula por completo. Y es que no hay tiempo. Faltan psicólogos, escuelas de grupos, equipos de salud mental y orientadores sociales, que harían una labor muy importante, ¡¡y tanto!!

La soledad, el aislamiento, la falta de convivencia. Estas son las verdaderas enfermedades de nuestro tiempo.

El médico de familia se ha convertido en el confesor de los problemas personales y familiares… y sin tiempo. La función de la sociedad en general es combatir la soledad. ¿Quién debe entonces suplir estas faltas? ¡¡¡La sociedad en general!!! Y cuando me refiero a la sociedad, no son "ellos".

Somos tú, yo, el vecino o la vecina, el de enfrente, el que encuentras por la calle, el que necesita una visita, el familiar, el amigo o amiga. Dejémonos ya de prejuicios sociales.

Última modificación: viernes, 19 de febrero de 2016, 10:31